Nuestro sistema óseo realiza muchas más
funciones que las que nos han contado hasta ahora. No solo protegen
nuestros órganos como en el caso de pulmones, médula y cerebro, o
almacenan minerales que nos sirven de reserva ante estados carenciales o
deficitarios como en el embarazo. Los huesos no están inmóviles ni mucho menos son inertes y hoy en día se sabe que forma parte del sistema endocrino.
Estudios en ratones descubieron que el hueso desempeña un papel importante en el control del metabolismo del azúcar, el balance de energía y el peso, lo que sugiere que el esqueleto es realmente un miembro del sistema endocrino. Algo que de nuevo nos demuestra lo poco que realmente conocemos sobre nuestro cuerpo.
A partir de este descubrimiento se abrieron nuevas vías de estudio para
posibles causas para determinadas enfermedades óseas. Y en concreto se
estudia sobre la osteocalcina
que liberan los osteoblastos que regula la mineralización, glucosa en
sangre y deposición de grasas, a mayor cantidad de osteocalcina menos
diabetes tipo 2 y obesidad se desarrollaba en los ratones.
Lo siguiente fue estudiarlo en personas y es habitual que las personas con diabetes tipo 2 y obesidad tengan bajos niveles de osteocalcina.
Se puede decir que la osteocalcina es inversamente proporcional al
índice de masa corporal, masa grasa y glucosa. Y está en proporción a la
secreción y sensibilidad a la insulina a la vez que aumenta la
producción de células beta pancreáticas (productoras de insulina)
Una de las hormonas que han dado pistas sobre esta posible relación es la leptina que liberan nuestras células grasas y que también tiene su parte en la formación del hueso. Es por eso que ahora se cree que cualquier alteración en el sistema hormonal puede tener consecuencias en el estado de nuestros huesos.
Cada vez se tiene más certeza sobre la idea de que todas las hormonas están no solo en equilibrio entre sí, sino que además unas interfieren en las funciones de las otras, en el sistema hormonal humano aún no podemos decir que todo sea conocido y esté demostrado.
Así que a nadie debe extrañarle que en siguientes estudios se haya buscado la relación entre el consumo de refrescos (con azúcar) y el desarrollo de osteoartritis. Los resultados confirman que los refrescos azucarados no solo ayudan a ganar peso, también empeoran y dificultan la recuperación de la artrosis de rodilla,
sobre todo si eres hombre. Es simple, cuantos más refrescos, peor
pronóstico. La rotura del cartílago en la articulación de la rodilla que
hasta ahora era debido a varios factores como obesidad, edad, lesiones
anteriores..etc. a los que ahora habría que añadir una mala dieta en la
que se consumen refrescos azucarados.
Hay que darse cuenta que la calidad y densidad de tus huesos no es inalterable una vez has dejado de crecer y por suerte, puede modificarse, y no solo tiene que ver con su relación con el calcio ya
que un solo nutriente mineral no funciona como causante exclusivo de
una enfermedad y menos aún en el caso de uno tan abundante como el
calcio. Los huesos además necesitan vitamina D3 (pescado azul, hígado, huevos) para poder absorber el calcio y vitamina K (aguacate, yema de huevo, aceite de oliva, verduras de hoja verde)
para que este no se deposite en las articulaciones y/o arterias. Pero
lo principal es siempre una dieta libre de “alimentos” dañinos.