miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Hay que tomar leche para evitar las fracturas?



Según un estudio; incluso se produce un aumento del riesgo de fracturas.


Las recomendaciones dietéticas habituales aconsejan tomar 2-3 tazas diarias de leche desnatada o su equivalente en productos lácteos. Una de las principales razones es porque la leche es un alimento rico en calcio.

El calcio es uno de tantos minerales que forman la estructura del hueso, y aunque los otros también tienen una gran importancia, se ha sobrevalorado el papel del calcio en la salud de los huesos.

Debido a que en los países industrializados las fracturas por debilidad de los huesos (osteoporosis) afectan a una parte importante de la población anciana, especialmente en mujeres postmenopáusicas, se recomienda una ingesta de productos lácteos adecuada para asegurar tomar la cantidad de calcio supuestamente necesaria.

Pero, ¿realmente es tan necesario tomar esa cantidad de lácteos y calcio para evitar fracturas?, esa respuesta nos la van a dar los estudios científicos publicados sobre este tema.

En un estudio1 publicado en la prestigiosa revista The American Journal of Clinical Nutrition, los autores revisaron los datos de todos los estudios publicados hasta la fecha (año 2007) donde habían investigado la ingesta de calcio con las fracturas de hueso, concretamente de la cadera. Los resultados fueron los siguientes: la ingesta de calcio no está asociada con el número de fracturas de cadera en hombres y mujeres, en estudios observacionales. Al analizar los estudios donde se dio calcio comparado con un placebo (cápsula con una sustancia inocua) no se produjo ninguna reducción en el número de fracturas, e incluso se produce un aumento del riesgo.

Por lo tanto, no hay ningún estudio que demuestre que dar calcio como suplemento, o ingerir más calcio de lácteos, genere protección contra fracturas.

Por otro lado, en un conocido estudio2 publicado en la revista British Medical Journal, los autores valoraron el efecto de dar 1 gramo de calcio, comparado con un placebo, en el número de eventos cardiovasculares en mujeres de edad avanzada (74 años de media).

Los resultados fueron impactantes, al cabo de 5 años, el grupo de mujeres (732 mujeres) que tomó calcio tuvo un porcentaje significativamente mayor de infarto de miocardio que el grupo (739 mujeres) que no tomó calcio.
Figura 1





Ciertas poblaciones (por ejemplo, los isleños de Kitava estudiados por Staffan Lindeberg) que no consumen leche tienen un riesgo de fractura mucho menor que poblaciones que consumen muchos productos lácteos. Esto quiere decir, que hay otros factores, además de la leche y el calcio, que influyen mucho sobre la salud de los huesos.

En conclusión, la mayoría de la publicidad que recibimos diariamente sobre el efecto protector de la leche sobre los huesos no tiene ninguna evidencia científica, e incluso, el consumo elevado de calcio puede aumentar el riesgo de infarto de miocardio en ciertos grupos de personas.

Además, el consumo de leche puede inducir algunos problemas de salud a largo plazo, como alergias alimentarias, enfermedades cardiovasculares (la beta-caseína A-1 produce un péptido llamado beta-casomorfina-7 asociado a un aumento del riesgo cardiovascular) o autoinmunes (esclerosis múltiple o diabetes tipo 1) en personas genéticamente susceptibles. Estos temas los abordaremos en el futuro.


Maelan Fontes Villalba, MS
Doctorando en Nutrición
Center for Primary Health Care Research
Faculty of Medicine, Lund University
Malmö, Sweden
www.maelanfontes.com
@maelanfontes

Referencias

1. Bischoff-Ferrari HA, Dawson-Hughes B, Baron JA, et al. Calcium intake and hip fracture risk in men and women: a meta-analysis of prospective cohort studies and randomized controlled trials. Am J Clin Nutr 2007;86(6):1780–90.
2. Bolland MJ, Barber PA, Doughty RN, et al. Vascular events in healthy older women receiving calcium supplementation: randomised controlled trial. BMJ 2008;336(7638):262–6.

martes, 30 de octubre de 2012

Posponer la alarma para dormir ‘un ratito más’ arruina tu sueño


El botón de repetición (o snooze en inglés) del reloj es uno de los pequeños lujos de la vida, y hace fácil que te engañes pensando que todo lo que necesitás son algunos minutos más de cama. A lo sumo es una muleta psicológica, y en el peor de los casos, arruina la química de tu cerebro para todo el día. Además, jamás ayuda a obtener un descanso extra real.

¿Por qué querés volver a dormirte después de haberte despertado? Durante el inicio del sueño, tu cuerpo libera serotonina al torrente sanguíneo, un neurotransmisor comúnmente asociado con el bienestar y la felicidad que calma el cuerpo y proporciona la sensación de satisfacción que nos inunda como nos relajamos al dormir. Entonces no es de extrañar que apretar el botón de “snooze” se sienta tan bien.

Sin embargo, no es una bendición tener el cuerpo bombeado de serotonina. A lo largo de la noche, estos químicos vertidos a tu torrente sanguíneo cambian.

El adulto promedio necesita de 7 a 9 horas de sueño por noche, y aunque la cantidad exacta varía de persona a persona, tu cuerpo sabe cuando ha tenido suficiente, así que bombea dopamina para suprimir la sensación de somnolencia y prepararse para despertar.

Cuando pulsás el botón de repetición y te volvés a dormir, el goteo de dopamina vuelve a empezar y tu cuerpo se convierte en una coctelera de químicos, ya que los neurotransmisores se confunden y hacen efectos contradictorios. Apretar el snooze puede liberar ciertas sustancias químicas para sentirse bien, pero al final lo que hace es mandar a tu cuerpo a diferentes direcciones. Esto es lo que te hace sentir desorientado y que te sea difícil ponerte en marcha.

El sueño se produce en ciclos de diferentes características neurológicas. Las dos más importantes son el movimiento rápido de los ojos (REM) y el sueño profundo. La primera permite que el cerebro tamice las actividades del día, mientras que la segunda proporciona el puro descanso que el cuerpo necesita para funcionar.
Las dos van y vienen durante la noche, y la duración de cada etapa varía de persona a persona. Pero todos experimentamos el sueño profundo temprano en la noche, y más REM antes de despertar naturalmente.

Durante una o dos horas antes de despertar, entonces, principalmente tenés REM. Soñás mucho durante este período y los recuerdos recientes se consolidan. Extrañamente, esto significa que tu cuerpo hace la mayor parte del procesamiento de los acontecimientos del día anterior justo antes de despertar naturalmente. Cuanto antes interrumpís ese proceso (por ejemplo, poniendo una alarma antes de lo que necesitás para después posponerla) menos tiempo te das para procesar esas experiencias.
Las investigaciones demuestran que reducir el sueño REM de esta manera puede debilitar tus funciones mentales durante el día.

Una creencia general sobre el botón de repetición de la alarma es que esas cortas dormidas van a ayudar al cuerpo a descansar. Pero los estudios sobre la fragmentación del sueño sugieren lo contrario: el sueño que se interrumpe cada minuto o cada diez puede conducir a la "alteración diurna relacionada con la falta de sueño”. En otras palabras, tiene menos valor el sueño interrumpido, que puede generar alteraciones en la memoria, en el tiempo de reacción, en la comprensión y en la atención.

Lo que podés hacer
Si estás cansado despertar cada mañana, es hora de enfrentar la realidad: No estás durmiendo lo suficiente y ninguna cantidad de minutitos extras va a arreglar esto. El mejor consejo es ir a la cama más temprano hasta que naturalmente te despiertes justo antes de la alarma. Así sabrás que estás recibiendo todo el sueño que tu cuerpo necesita.

Pero ¿a quién engañamos? Sería bueno vivir sin despertador, pero eso probablemente no va a suceder. Si la tentación del botón de repetición de alarma es demasiado alta, podrías al menos tratar de minimizar los efectos negativos que tiene.
Así que seguí el ejemplo de los expertos en sueño fragmentado, que sugieren que la longitud óptima de una siesta es de alrededor de 20 minutos. Con menos que eso, se obtienen pocos beneficios y con más, se corre el riesgo de caer en el sueño profundo, lo que hará que se te haga más difícil despertarte. Tomarse una siesta no es lo ideal, pero es menos perjudicial que unos minutos “de más” cada mañana posponiendo la alarma.
 

lunes, 29 de octubre de 2012

¿Cuál es tu objetivo?


El ictus es la segunda causa de muerte en España y la primera en las mujeres

Original

ABCSalud

El ictus es la segunda causa de muerte en España y la primera en las mujeres

Las consecuencias de un infarto cerebral o ictus, la segunda causa de muerte en España y la primera en las mujeres, varían en función de su duración y de su localización, ya que «esto y el tamaño de la arteria que se ve afectada puede suponer que sea reversible o irreversible», explicó a Europa Press el presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), Fernando Civeira. 

Hoy lunes, 29 de octubre, se celebra del Día Mundial del Ictus y, según Civeira, sufrir esta enfermedad puede provocar «gran variedad de secuelas», que van desde «la muerte en pocos minutos», si el ictus afecta a zonas vitales como el centro respiratorio; o inexistentes, si éste es «transitorio, se ubica en una arteria pequeña o si el trombo se disuelve rápidamente».
Un infarto cerebral puede provocar en los afectados pérdida de la visión, de la fuerza en un brazo o en una pierna, de la sensibilidad, del conocimiento o del habla. Según el experto, «cualquier función cerebral se puede perder», circunstancia que se agrava cuando se producen pequeños infartos múltiples, que «pueden llevar a la demencia». Y es que, el presidente de la SEA señala que el ictus «es la segunda causa de esta patología, sólo por detrás del alzhéimer». No obstante, la consecuencia más común del infarto cerebral es la hemiplejia, que se origina cuando se produce la obstrucción de una arteria grande como la arteria cerebral media y deriva en una parálisis de la mitad del cuerpo. 

Sin sangre
El ictus es una enfermedad que se produce por un defecto neurológico secundario a una disminución del flujo cerebral, lo que provoca «un daño porque no llega suficiente cantidad de sangre al cerebro en un momento determinado», afirma Civeira. Existen dos tipologías de infarto cerebral, dependiendo de que se produzca una obstrucción o una rotura de una arteria. En los primeros casos, o isquémicos, la causa originaria suele ser una placa de ateroma que «produce una lesión en las neuronas y en el tejido cerebral». Por su parte, en los hemorrágicos, la causa suele ser «hipertensión arterial y anomalías vasculares como aneurismas cerebrales», subraya. 

Se calcula que el ictus que afecta a entre 120.000 y 130.000 personas al año en este país. El coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Jaime Masjuán, señaló a EFE que los síntomas se presentan «de repente» y puede ser desde dificultad para hablar, problemas en la visión, y perdida de fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo. 

Actuar con rapidez
Por ello, Masjuán ha querido remarcar la importancia de ponerse en contacto con el servicio de emergencia 112 ante los primeros síntomas. «Hay que actuar rápido e ir a una unidad de ictus porque existen tratamientos que aplicados en las primeras ocho horas pueden disolver ese trombo y, a veces, incluso curarlo. De lo contrario, pueden quedar secuelas físicas muy graves».

Anteriormente, tan solo un 30 por ciento de las personas que había sufrido un ictus llegaba a recuperarse completamente pero las nuevas técnicas ofrecen mejores resultados y solamente un porcentaje similar de los pacientes tratados a tiempo tendrán algún tipo de secuelas. La SEN estima que uno de cada seis españoles sufrirá un infarto cerebral a lo largo de su vida, por lo que Masjuán ha incidido en la necesidad de llevar una vida saludable, ya que elementos como el tabaco, la hipertensión y la obesidad aumentan el riesgo de sufrir un ictus.

Información al ciudadano
Y, con motivo del Día Mundial del Ictus, la SEN ha impulsado una red de puntos informativos en diferentes hospitales de toda España en los que se realizarán pruebas preventivas de ictus. Esta iniciativa, con la que la Sociedad pretende atender a unas 6.000 personas, tiene como objetivo incidir en la importancia de llevar a cabo actividades preventivas, reconocer las señales de aviso de un posible ictus, y enseñar la forma en la que hay que actuar para evitarlo.
«Esta iniciativa es especialmente relevante si tenemos en cuenta la devastadora incidencia de esta enfermedad ya que uno de cada seis españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida», han asegurado desde la SEN. Durante la jornada también tendrá lugar la ceremonia de entrega de los 'Premios Ictus 2012', en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, que este año ha recaído en la periodista María Escario, en la «categoría social», por su «valentía y fuerza» frente a la enfermedad. 

Vivir con ictus
Isabel, enfermera en la UVI de un conocido hospital de cirugía cardiovascular de Barcelona, es una de esas personas a las que la vida le cambió en unos instantes. De un momento a otro, mientras cenaba tranquilamente con unos compañeros de trabajo, sufrió un ictus que le tuvo 14 días en la UVI. Hoy cuenta su historia de superación en el documental «Ictus, un terremoto emocional», en el que explica cómo continua la vida después de sufrir este duro golpe.

«Sentí un dolor intenso en la cabeza, se me paralizaron los miembros, no podía articular palabra y perdí el conocimiento. Me desperté 14 días después en una UVI en la que yo era la paciente. Me habían hecho una craneotomía, estaba hemipléjica y mi única sensación era un frío insoportable». Así describe Isabel Palomeque, enfermera de Barcelona el ataque cerebro-vascular, o ictus, cuando tenía 24 años. Ya han pasado ocho años y, como ella dice, «el tiempo es una medicina potente. Desde la desesperación de mi primer encuentro con el espejo, he pasado a la lucha por hacerme un hueco en una sociedad que se resiste a admitir personas con discapacidad como un miembro más».

Sabe de lo que habla, pasó de ser una brillante enfermera con una carrera profesional por delante a, de la noche a la mañana, tener casi que reaprender a leer y a escribir. «No se daba un céntimo por mi vida los primeros días. Vivo, pero con secuelas difíciles de asimilar. Puedo desplazarme sin ayudas ortopédicas importantes. Uso un protector de esguinces. Eso me limita, sin duda, pero la afasia motora es terrible. Me cuesta mucho leer y escribir. He perdido la capacidad de hablar en inglés ó catalán. 

Sin un «¿por qué?»
Isabel reconoce que ninguno de los especialistas a los que ha consultado desde entonces sabe con certeza porque le sucedió esto. «La teoría más repetida es que se supone que tenía una malformación congénita en los vasos sanguíneos de algún rincón de mi cerebro. Una bomba de relojería esperando actuar. Tardó 24 años, pero actuó. Puede decirse que, con ayuda de mi familia, hemos intentado probar todos los recursos de que somos conocedores para paliar los efectos del Ictus», explica. «Sin embargo, añade, las neuronas necrosadas son irremplazables. Es el origen de las secuelas que sufro. He probado todos los recursos para activar lo que llaman plasticidad neuronal: fisioterapia, hipoterapia, método Prefetti, medicina tradicional china, y un largo etcétera. Evidentemente combinado con medicación permanente de la mano del neurólogo. Tampoco se sabe qué es lo que va mejor. Todo tiene un mayor o menor sentido y todo coopera para lograr la mejor recuperación».

Lo que explica Isabel es una constante en la mayoría de los pacientes que han sufrido un ictus, en mayor o menos medida todos buscan soluciones para mejorar su calidad de vida combinando la medicina «tradicional» con otros métodos alternativos. Fundamentalmente porque el 40% de ellos termina sufriendo una discapacidad que le impedirá valerse por sí mismo.

En estos casos, la ayuda del entorno es fundamental. Isabel vive sola y, gracias a la Ley de Dependencia, tiene una persona que le ayuda con la limpieza de su casa. Pero reconoce que no sería nada sin su madre. «Ella me cubre allí donde no llego. También mi padre siempre tiene un hueco para ayudarme en muchas cosas. En cualquier caso donde encuentro también un apoyo de camaradería es en mis hermanos, sus amigos y algunas de mis antiguas amigas. Son los que me han devuelto la risa y casi me olvido de mi situación real cuando comparto con ellos confidencias en esas horas tan entrañables de los viernes noche y sábado».

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Entrenar LARGO Y SUAVE o CORTO Y INTENSO?

Actualmente la ciencia nos dice que es mucho mejor entrenar corto (poco tiempo) y con intensidades entre submáximas y máximas que largo (mucho tiempo) y a baja intensidad. Mira todos los beneficios que puedes conseguir entrenando tan solo media hora, 3 dias a la semana.



viernes, 12 de octubre de 2012

Dieta Paleolítica vs. Dieta Mediterránea y Diabetes tipo 2


Resumen del estudio del Dr. Lindeberg realizado por el Dr. Maelán Fontes Villalba que compara la dieta mediterránea con la Paleolítica y la prevalencia de Diabetes tipo 2. Al tener una generación de diabéticos en la parte materna de mi familia, es un tema en el cual siempre me gusta estar al día. Como podeis ver, con la Paleodieta en doce semanas se reduce el número de diabéticos a 0.

Artículo: Lindeberg S, Jönsson T, Granfeldt Y, et al. A Palaeolithic diet improves glucose tolerance more than a Mediterranean-like diet in individuals with ischaemic heart disease. Diabetologia 2007;50(9):1795–807.

Ya era hora de que hiciera un resumen de un estudio de intervención con dieta, en este caso la dieta a la que como especie estamos adaptados, y que corresponde con la dieta que tuvimos durante nuestra evolución.

Se trata de un estudio de intervención aleatorizado y controlado de 3 meses de duración en 29 pacientes con enfermedad isquémica del corazón y diabetes tipo 2. El investigador principal es el Dr. Staffan Lindeberg, médico y doctor del Centro de Investigación en Salud en Atención Primaria de la Universidad de Lund, Suecia. El objetivo del estudio fue comparar el efecto de dos dietas sobre la tolerancia a la glucosa y la diabetes. Sin embargo, uno de los aspectos más destacados del estudio es que la dieta de investigación no iba dirigida a testar el efecto de los carbohidratos, la grasa, la fibra, la fruta o los vegetales y sus proporciones. En cambio, la intervención tenía como intención comparar una dieta basada en los alimentos que tuvimos durante nuestra evolución y una dieta basada en alimentos introducidos recientemente y que forman parte de la pirámide de nutrición recomendada, es decir, era más importante el tipo de alimentos que las proporciones entre macronutrientes. En concreto se comparó una dieta paleolítica con una dieta mediterránea.

En la dieta paleolítica se aconsejó el consumo de pescados, carnes magras, frutas, verduras, tubérculos, huevos y frutos secos. En la dieta mediterránea se aconsejó el consumo de cereales integrales, lácteos desnatados, verduras, frutas, pescados, margarina y aceite vegetal. En ambos casos la dieta fue ad libitum, lo que significa que los participantes podían comer todo lo que querían en cuanto a cantidad, sin limitaciones de calorías, pero basado en los grupos de alimentos recomendados en cada caso.

Los resultados fueron muy significativos al cabo de 3 meses:
En primer lugar, la cantidad de calorías que ingirieron los participantes de la dieta paleolítica fue de 1,344 ± 521 Kcal, comparado con 1,795 ± 306 en la dieta mediterránea, una diferencia significativa (p=0.01) de 451 Kcal al día. Este dato fue objeto de otra publicación posterior, que analizaremos en el futuro, porque afortunadamente los autores midieron la saciedad (la capacidad de quedarse lleno con la comida y el tiempo que transcurre hasta que la persona tiene hambre de nuevo) de la dieta. A pesar de que consumieron unas 451 Kcal menos en la dieta paleolítica, los sujetos de ambos grupos se encontraban igual de saciados, lo que significa que una dieta paleolítica tiene más capacidad de saciedad por caloría. Las razones las analizaremos en un próximo newsletter. Por consiguiente, esta dieta sería ideal para la pérdida de peso.
Figura 1.


calorias

En segundo lugar, el test de tolerancia oral a la glucosa (que mide la capacidad del cuerpo de regular la glucosa en sangre) mejoró de forma significativa de las 0-6 semanas y de las 6-12 semanas, y con un efecto continuo. Sin embargo, en la dieta mediterránea, hubo mejoría de las 0-6 semanas pero no de las 6-12, lo que significa que no fue eficaz en la segunda parte, a pesar de que los pacientes perdieron peso porque la dieta era baja en calorías comparado con la que tenían antes de empezar el estudio. Posiblemente, el hecho de reducir los cereales en la dieta paleolítica produce beneficios a nivel metabólico independientemente de la pérdida de peso, obedeciendo a mejor funcionamiento hormonal.
Figura 2.
 AUC glucosa
En tercer lugar, hay que destacar que en el grupo paleolítico, donde habían 14 participantes, al cabo de 6 semanas sólo uno era diabético y al cabo de 12 semanas ninguno era diabético. Comparado con la dieta mediterránea, donde a las 6 semanas habían 3 diabéticos y a las 12 semanas 5, una diferencia significativa entre un grupo y otro.
Figura 3.
 diabeticos
Finalmente, al analizar los datos derivados de los registros de pesado de alimentos (los pacientes tenían que pesar todo lo que comían durante 4 días en varias ocasiones) queda muy claro que la mayor diferencia entre una dieta y otra fue el consumo de cereales que era de unos 18 gramos y 268 gramos en la dieta paleolítica y mediterránea, respectivamente. En segundo lugar, el consumo de lácteos que fue de 45 gramos y 287 gramos en la dieta paleolítica y mediterránea, respectivamente. En tercer lugar, el consumo de frutas que fue de 493 gramos y 252 gramos en la dieta paleolítica y mediterránea, respectivamente. Por lo tanto, en la dieta paleolítica se consumieron muchísimos menos cereales, menos lácteos y más fruta. También hubo diferencias, aunque no significativas, en el consumo de otros alimentos; en la dieta paleolítica se consumieron más carnes, pescados, verduras, huevos, y menos legumbres y aceites vegetales. Cabe destacar que aquí se derriba el mito de la fruta para los diabéticos, es decir, en este caso aumentar el consumo de frutas ayudó al control de glucosa, justo al contrario de lo que se cree.
Figura 4.
 food record
Para finalizar, comentar que este estudio tiene dos limitaciones, una muestra pequeña n=29 y una duración corta, 12 semanas. Por lo tanto, a pesar de ser muy superior a la dieta mediterránea, necesitamos estudios de más muestra y mayor duración para tener datos más consistentes. En la actualidad se está desarrollando un estudio con estas características (y resultados muy similares a éste) y en breve comenzará otro estudio de intervención con las características del estudio analizado en este newsletter.

Maelán Fontes Villalba, MS
Centro de Investigación en Salud en Atención Primaria, Universidad de Lund, Suecia
Doctorando en Nutrición, Universidad Complutense de Madrid
Máster en Nutrición Humana y Calidad de los Alimentos, Universidad de las Islas Baleares

viernes, 5 de octubre de 2012

"La dieta más saludable es la dieta paleolítica"


Te dejo esta estrevista a Carlos Pérez, autor de Paleovida.

Tengo 33 años. Nací en Palafrugell y vivo en Sant Feliu de Guíxols. Uso la nutrición para sanar. Vivo en pareja, sin hijos. ¿Política? Estar bien. Ateo, creo en las verdades científicas. Hace sólo 200 generaciones que ingerimos harinas, azúcares y lácteos: ¡no estamos adaptados!


Paleovida

El doctor estadounidense Loren Cordain ha acuñado el término paleodieta para resumir la alimentación humana preagrícola: es la que nuestra especie ha frecuentado durante el 95% de su existencia, la que nos ha modelado, a la que estamos adaptados. Carlos Pérez, máster en Psiconeuroinmunología, ha llegado a la conclusión de que la paleodieta (más la paleogimnasia y otros hábitos que nos han esculpido durante milenios) es la clave para recuperar la salud y el bienestar. Y Pérez predica con la práctica..., y lo cierto es que lo veo en excelente forma. A sus pacientes (www.regenera.cat) les aplica los mismos principios paleolíticos..., y asegura que todos mejoran su calidad de vida.

Qué es la paleovida?
El estilo de vida que modeló a la especie humana.

¿En qué consiste?
En movernos y en comer según cierta dieta.

¿Movernos?
Con los ejercicios que hacían nuestros ancestros: caminar, correr, saltar, empujar, arrastrar, escalar, trepar, reptar... Esfuerzos breves e intensos nos han modelado.

¿Y qué dieta nos hizo como somos?
La del hombre paleolítico: la paleodieta.

¿Qué comía el hombre paleolítico?
Pescado y crustáceos. Verduras, bulbos, bayas y frutas. Y carne y tuétano.

¿Somos carnívoros o vegetarianos?
¡Carnívoros! Las grasas de la carne nos dieron energía, acortaron el intestino y acrecentaron el cerebro. ¡Necesitamos grasas!

Pero la grasas nos engordan...
¡Falso! Las grasas de buena calidad... ¡nos adelgazan! El aceite de oliva virgen extra crudo, los frutos secos y el aguacate, grasas del pescado y de la carne de caza... o de animales que hayan correteado por el campo.

¿Y la carne de animales estabulados?
Es grasa insana. Si el animal corretea, su grasa se infiltra en la carne ¡y es saludable!

¿Y dónde puedo encontrar esa carne?
Puede encontrar carne de calidad: busque por internet y verá. ¡Y evite esa carne que suelta agua al freírla... y queda en nada!
Ah, sí, eso me da mucha rabia.
Es de animal estabulado y cargado de antidiuréticos para retener agua y ganar peso.

Resumo: carne y pescado, y verduras y fruta. ¿Eso es la paleodieta? 
Sí. ¡Es lo que habíamos comido siempre!

¿Qué entiende por "siempre"?
Desde que somos humanos, ¡hace 76.000 generaciones! Porque hace sólo 200 generaciones que comemos como ahora. Ah, y hace sólo siete generaciones que comemos azúcares refinados y grasas trans (bollería).

¿Y estos periodos son relevantes?
Mucho: nuestro genoma necesita miles de años para adaptarse a cambios del entorno. Por eso padecemos intolerancias alimentarias: ¡en 200 generaciones no hemos tenido tiempo para adaptarnos a lo que comemos!

¿Qué sucedió hace 200 generaciones que modificó la dieta paleolítica?
Comenzó la agricultura y la ganadería: el paleolítico deja paso al neolítico... y empezamos a comer alimentos nuevos.

Enumere esos alimentos nuevos.
Cereales (trigo, cebada, centeno, arroz...), harinas (de cereales o legumbres), lácteos, azúcares y ciertos aceites vegetales.

Pan, pasta... ¡Es lo que como cada día!
Metabolizar eso nos desgasta y causa intolerancias, cefaleas, malestares, inflamaciones, acné, obesidad, diabetes, patologías...

¿Y la paleodieta evita esas dolencias?
¡Sí! Yo como y bebo según la paleodieta... y me siento rebosante de energía y vitalidad.

¿Cómo se bebe según la paleodieta?
¡Con sed! Somos hijos de la sed, pero hoy estamos matándola. ¡Recupera la sed! Con sed, beber agua es un placer inolvidable.

No suelo tener sed...

Porque te pasas el día bebiendo: un café con leche, un refresco, una copa de vino, otro café, una caña... ¡Estás matando tu sed!

¿Qué me aconseja?

No ingieras líquido alguno (ni fruta jugosa) durante un día: recuperarás la sed. Y entonces..., ¡ah, bebe agua! Sentirás tanto placer... que no querrás ya beber otra cosa, seguro.

O sea: nada de ir bebiendo a cada rato.

Ni nada de ir comiendo varias veces al día.

¿Ah, no? ¿No dicen que es saludable?
Comer un poquito cada pocas horas... fatiga el intestino. ¡Déjalo reposar! El hombre paleolítico pasaba largas horas sin comer nada..., buscando comida. La sed y el hambre nos modelaron. ¡Come con hambre! Será un placer... y sentará bien a tu intestino.

¿Lo hace usted así cada día?

¡Sí! Por la mañana me levanto y me muevo, hago ejercicio paleolítico... y no desayuno. O apenas, quizá un poco de fruta...

¿Qué dice? ¡Siempre me habían dicho que lo más saludable es desayunar fuerte!

Pues el hombre paleolítico no lo hacía. Salía en busca de comida... ¡y se movía! Porque desayunar fuerte te pide luego reposar...

¿Y cuándo podré comer?
A mediodía, ¡con hambre y alegría! Y abundantemente: estamos diseñados para comer mucha cantidad de golpe cuando se puede.

¿Y luego?
Un reposo. Y ya no necesito comer nada durante seis o siete horas. Y mi intestino me lo agradece. Ya de noche, una cena ligerita.

Póngame un ejemplo de ingesta paleolítica, algo concreto que usted coma.Me como cuatro hamburguesas y un melón. O 300 o 400 gramos de carne o pescado con una escalivada, o con una ensalada, o con verduras salteadas. ¡Y me quedo muy feliz!

¿Se permite comer huevos?
Sí, pero huevos de corral, los que lleven impreso en la cáscara el número 0 (ecológicos) o el 1 (gallinas que se mueven).

¿Qué más incluye la paleovida?
Que nos dé un poco el sol en la piel. ¡Todo esto es la base para tener energía, salud y recursos para ser más feliz! Por desgracia, estamos involucionando como especie...

¿Qué hago para seguir la paleodieta?
Destierra lácteos, pan, pasta, galletas y azúcares: te causan una inflamación subclínica que tiene a tu organismo siempre alerta, agotado, lo que generará patologías autoinmunes, diabetes... ¡La mejor medicina es comer como tus ancestros paleolíticos!


Para en que le interese, el libro
Paleovida .

jueves, 4 de octubre de 2012

´La dieta basada en lácteos, granos o gofio no es la más idónea para la salud´

El lanzaroteño Maelán Fontes Villalba es experto en nutrición humana y cursa un doctorado en el que estudia el efecto de la dieta de la población de la isla de Kitava (Papúa Nueva Guinea), basado en biomarcadores de riesgo cardiovascular y diabetes como la leptina y la insulina.

Fontes, que es investigador en salud en Atención Primaria en la universidad sueca de Lund, defiende la dieta del paleolítico con predominio de frutas, verduras, tubérculos, pescados, carnes y huevos.


                                          ENTREVISTA DE ARÁNZAZU FERNÁNDEZ

¿Cómo surgió su interés por la investigación en nutrición?

Siempre he estado interesado en la salud y, evidentemente, la nutrición es uno de los factores del estilo de vida que influye de manera importante en ella, además del ejercicio físico, el sueño, la contaminación o el estrés. En la actualidad estoy haciendo un doctorado en Nutrición Humana acerca del efecto de la dieta en la isla de Kitava (Papúa Nueva Guinea) sobre biomarcadores de riesgo cardiovascular y diabetes, como la leptina, la adiponectina o la insulina. El doctor Staffan Lindeberg estudió a los habitantes de Kitava en la década de los noventa debido a la aparente ausencia de enfermedades de la civilización, que son las que nos afectan en las poblaciones occidentalizadas como las cardiovasculares, la diabetes, la hipertensión o la obesidad.

¿A qué se debe esa aparente ausencia de enfermedad en los habitantes de Kitava?

Lo que caracteriza a la isla de Kitava, y que explica en gran parte su estado de salud, es que siguen teniendo una dieta parecida a la de nuestra evolución, basada en tubérculos, verduras, frutas, pescados, huevos, algo de carne y coco. Destaca la ausencia total de cereales, legumbres, productos lácteos, azúcares aislados y aceites vegetales refinados. Además, un 85% de la población es fumadora y aún así su salud es excepcional.

Usted es defensor de la dieta del paleolítico. ¿Qué ventajas aporta frente a la dieta mediterránea?

La dieta mediterránea es un paso adelante en la búsqueda de una dieta óptima para el ser humano, pero diría que es la segunda mejor opción. Si comparamos la dieta mediterránea con una dieta americana o la que lleva cualquier ciudadano en un país europeo, es superior en muchos aspectos y por eso se puede ver un efecto positivo comparado con la otra. Por ejemplo, si comparo dos dietas donde en una cambio galletas o bollería por leche, probablemente, la leche sea mejor que las galletas o la bollería, lo que no quiere decir que la leche sea el alimento más idóneo para la salud. Si comparamos la leche con frutas y verduras, éstas últimas serían mejores para la salud. El doctor Lindeberg publicó un estudio donde comparó la dieta paleolítica con la mediterránea en pacientes con enfermedad isquémica del corazón y diabetes.

¿Cuál fue el resultado de esa comparación?

Al final de tres meses la dieta paleolítica fue muy superior en el control de glucosa con respecto a la mediterránea. En otro estudio, comparó la dieta paleolítica con la recomendada por la Asociación Americana de Diabetes y también fue superior a ésta última en pacientes con diabetes. El inconveniente de ambas es que la muestra fue corta, por lo cual está realizando un estudio a largo plazo y una muestra mayor en Suecia. Una de las grandes diferencias entre ambas dietas es que en la dieta paleolítica los pacientes consumieron mucha más fruta, y algo más de verdura, carne y pescado que en la mediterránea donde consumieron muchos más cereales, lácteos y margarinas. La dieta paleolítica se ajusta a los alimentos con los que nuestra especie evolucionó y la mediterránea incorpora alimentos nuevos para nuestra especie que pueden producir alteraciones metabólicas.

¿De qué tipo de inconvenientes se trata?

Un ejemplo es la capacidad de las lectinas presentes en cereales y legumbres de bloquear el receptor de la hormona insulina y de esa manera alteran la absorción de glucosa (azúcar) en la sangre. Otro es el hecho de que no podemos absorber correctamente los minerales de los cereales debido a la presencia de ácido fítico que nuestro organismo no puede digerir. Eso implica que una gran parte de los minerales de los cereales no los podemos absorber.

¿Cuáles son los alimentos ideales en una y otra dieta?

La dieta del paleolítico se basa en pescados y mariscos, carnes, frutas, verduras, tubérculos, frutos secos y huevos. La dieta mediterránea se basa en cereales integrales, lácteos desnatados, verduras, frutas, pescados, aceites vegetales y margarinas. Como publicó el doctor Lindeberg, al sustituir los cereales por frutas y verduras, principalmente, se consiguió una reducción de unas 450 kilocalorías diarias con la dieta paleolítica debido al alto contenido en agua de las frutas y verduras comparado con los cereales. Además, la dieta paleolítica consiguió mejorar el funcionamiento de una hormona muy importante para el apetito que es la leptina. Otro dato es que la proteína de la carne y el pescado tiene más poder de saciedad que los carbohidratos o la grasa.

¿Qué repercusión tiene la reducción de ingresos de las familias en la alimentación?
En cierta medida impide que se coma mejor, porque los alimentos derivados de cereales refinados suelen ser los más baratos. Lanzarote, al igual que el resto de Europa, está cambiando cada vez más la alimentación hacia un modelo universal llamado dieta occidental, donde predominan los alimentos derivados de cereales refinados, azúcares, aceites vegetales y lácteos. Hoy en día esos alimentos suponen un 70% de la energía consumida por un ciudadano occidental, y que no formaban parte de la dieta original del ser humano. No obstante, tampoco considero que la dieta más tradicional de Lanzarote sea un modelo óptimo para el ser humano, me refiero a basarla en gofio, granos o productos lácteos. Debido a que esos alimentos nos salvaron de la hambruna en algunas ocasiones, son frecuentemente sobrevalorados por nuestra sociedad, pero no son los alimentos más óptimos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Eat, fast and live longer (Come, ayuna y vive más tiempo)

Hace unos días publiqué este articulo. Aunque existen evidencias de la seguridad y beneficios de hacer ayuno intermitente, he recibido varias respuestas que afirmam que eso no es sano o que no sirve para nada.

Si tu tambien cres que realmente el ayuno es solamente una locura, te desafio a que veas este documental de la BBC protagonizado por Michael J. Mosley.

Lamento no haber encontrado este video en castalleno o subtitulado. De todas maneras, aqui os dejo la versión original y también otra subtitulada en portugués.

Original en inglés


Original subtitulado en portugués